El 9 y 10 de enero de 2025

 

El 9 y 10 de enero de 2025

Por: José Manuel Guzmán

Desde hace años, los líderes comunitarios, políticos y luchadores sociales opositores al régimen de Maduro hemos aprendido a manejar las situaciones con paciencia, aunque a veces parezca un acto desafiante e incluso odioso. La frustración en nuestra sociedad, especialmente desde la perspectiva política, se manifiesta rápidamente y de manera intensa debido a su legitimidad. El régimen al que estamos sometidos ha intensificado las desigualdades económicas, la corrupción y la falta de transparencia en las instituciones, especialmente en los últimos años. Además, los servicios públicos deficientes, la falta de gobernabilidad y la constante incertidumbre social y política contribuyen a un clima de descontento generalizado, afectándonos psicológicamente con niveles elevados de estrés, ansiedad e incluso depresión.

Es habitual que esto genere una pérdida de confianza en todos los liderazgos políticos. Las promesas confundidas con un “ya inmediato” y la falta de información son factores que alimentan esta pérdida de esperanza y frustración. La población, abrumada de ver cómo sus derechos políticos no son atendidos, empieza a cuestionar la legitimidad y la eficacia de sus líderes y sus acciones. Esta emoción de desconfianza no solo afecta la relación entre los ciudadanos y sus líderes, sino que también debilita las acciones que organizaciones, frentes y liderazgos opositores espontáneos llevan a cabo.

Para revertir la frustración que se siente en nuestra sociedad, es fundamental trabajar y comunicar de manera efectiva el papel estratégico del liderazgo político actual. María Corina, Edmundo González, la plataforma, los partidos políticos y todos en general son figuras fundamentales que han demostrado ser trascendentales hoy, alcanzando logros sin precedentes. Es nuestro deber como ciudadanos opositores y líderes desde nuestros espacios apoyar y difundir todos los esfuerzos, explicando cómo sus acciones están encaminadas a construir ese final tan anhelado. Con un liderazgo sólido y estratégico, podremos superar los desafíos aún por venir y avanzar hacia nuestro logro político.

La convocatoria del 9 de enero: Desde una perspectiva estratégica, sirvió en primer lugar para movilizar a nuestros compañeros, levantar el ánimo y demostrar el apoyo. Es válido preguntarse si no era necesario influir en la percepción pública y en la opinión de otros actores de la sociedad. Además, esta convocatoria, que ya es una constante en Venezuela, permitió nuevamente escuchar y atender directamente los mensajes para fortalecer la conexión emocional de nuestra gente y renovar la esperanza y la legitimidad; esto es lo que haría un buen líder político. 

Por otro lado, es habitual observar que el régimen carece de creatividad, ya que cada vez que hay concentraciones de la oposición, ellos organizan una contramanifestación a la misma hora y sin el mismo pueblo que tenían otrora. Esta percepción también es importante tenerla en cuenta.

La consumación del día 10: ¿Realmente somos tan ingenuos como para no prever que Maduro se autoproclamaría? La población venezolana es consciente del tipo de personas que conforman el régimen. Sin embargo, también es importante entender que ese escenario de alta prioridad hoy conduce a desarrollar posibles estrategias. Cualquiera que analice la situación podrá observar que esa juramentación fue débil, carente de sentido y realizada con una frialdad y rapidez que solo alguien que ha robado unas elecciones y aún no presenta pruebas de su victoria podría ejecutar. La desolación en las calles y la falta de alegría demuestran una vez más su fracaso. Además, hoy los grandes titulares de medios de comunicación internacionales destacaron el peor fraude político en la historia contemporánea de este país, lo cual también tiene un valor importante.


Nadie puede premonizar lo que viene, así debemos entender estas dinámicas,  pero debemos confiar y entender que las acciones que surgen como consecuencia deben ser vistas como positivas: el aumento de las recompensas, el apoyo total y reconocido de Israel, la próxima ley Stop Maduro, etcétera. Por tanto, es imperativo no perder la fe, la esperanza y, sobre todo, la paciencia, esa paciencia que nosotros, quienes de una u otra forma hemos estado en esta lucha, hemos forjado a lo largo de los años.
Hoy, con altura y sindéresis, debemos saber diferenciar las líneas que separan a una oposición de otra. Existe una oposición que, a través de la manipulación de la verdad y sus lobistas en Washington, alinea la narrativa para mostrar que en Venezuela el problema es solo económico y de necesidad del pueblo con el fin de desarticular las sanciones y mantener su estatus quo, haciendo ver que nuestra lucha por la democracia y el futuro de la nación tiene un componente de realismo mágico. Insisto, hoy se ha logrado en política y en contra del régimen lo que nunca antes se había conseguido. Es nuestra responsabilidad apoyar y difundir todos los esfuerzos, comunicar de manera eficiente y mostrar cómo estas acciones están dirigidas a alcanzar ese final tan anhelado. No sigamos dañando y criticando el verdadero liderazgo, ese que ha tenido impacto y logros por la democracia y por la sociedad en general, ya que esto perjudica la consecución de nuestros objetivos.
 

 

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